Si los liberales en España tenemos que tener un modelo a seguir es la figura de Antonio Garrigues Walker. Yo me declaro admirador de su figura y lamento profundamente que nos hayamos perdido, en las máximas estancias políticas en este país, una gran persona de talente y peso como la suya.

Me ha llegado por parte de un buen amigo, un artículo que publicó Antonio Garrigues en el ABC en 2008. Lo saco a colación en estos momentos por lo apropiado del mismo y a pesar de que lo resumiré, en algunos fragmentos, os recomiendo su lectura completa. Por desgracia parece mentira que a pesar de haber pasado trece años, aún la situación del liberalismo en España sea la misma por el descrita. Cuánto tiempo perdido.

La traición que estamos viviendo no será la primera ni la última. El problema es que dejamos el el liberalismo en manos de personas en lugar de ideas, programas y acción política. Personas que traccionan, mientras que una idea, un pensamiento, nunca pueden traicionar.

Decía Antonio Garrigues, hace ya trece años:

«Hay, como sucede en todas las ideologías, interpretaciones y sensibilidades distintas sobre el liberalismo. Nadie debe arrogarse ni la definición ni la representación del liberalismo auténtico. Sería ciertamente poco liberal. Una vez aceptado lo anterior, conviene aclarar algunas otras cosas porque en este mundo político, confuso y revuelto, la ideología liberal viene sufriendo manipulaciones sectarias, groseras y abusivas».

Por desgracia en estos días estamos viendo como el partido conservador por excelencia en España, el PP, (partido popular), intenta adueñarse del liberalismos auténtico e intenta hacer ver mediante los trásfugas y traidores a Ciudadanos que se van hacia sus filas, que se van por ser la esencia liberal. Lo siento, pero podrán adueñarse de las personas pero jamás podrán adueñarse de las ideas, como bien decía Antonio Garrigues hace trece años pues arrogarse el liberalismo auténtico es de poco liberal.

Lo cierto es que en ese mismos artículo ya defendía una idea, que muchos de los que abandonan el centro moderado, que hoy en día representa Ciudadanos, para irse a izquierdas o derechas, tendrían que tener muy presente.

«El liberalismo conservador y el socialismo liberal tienen algo -y a veces mucho- de contradicción en términos. Existe un componente antiliberal en ambas ideologías que es imposible disimular. No tienen, en síntesis, fe en el individuo ni están dispuestas a centrar en él la acción política básica.»

Como si Antonio Garrigues hubiera escrito esta columna hace unos días, en ella declaraba de forma muy elocuente como hay algo más detrás del liberalismo de lo que hoy en día defiende el Partido Pupular.

«No hay peor ni más falso liberal, dicho sea con el mayor respeto, que aquel que limita su liberalismo al mundo económico. Se es liberal en todo no se es liberal en nada. El liberalismo no es simplemente ni fundamentalmente una teoría económica. Al liberalismo le importa mucho más el ser que el tener y aunque respeta profundamente el deseo de tener, la propiedad privada y el interés particular de cada ser humano, concede un valor decisivo a los planteamientos morales sin los cuales el sistema se encanalla y se derrumba, como está sucediendo con el sector financiero y el inmobiliario. Ni uno sólo de los grandes pensadores y filósofos de liberalismo (y en especial Adam Smith y Hayek) han dejado de insistir en esta idea. No podemos olvidar, como dice Röpke, que «las cosas auténticamente decisivas son las que están más allá de la oferta y de la demanda, aquellas de las que depende el sentido, la dignidad y la plenitud interior de la existencia».«

Como punto final y volviendo a recomendar la lectura completa de su artículo, me quiero quedar con una frase que pronuncia al final, la cual me refuerza más en la idea de impulsar este movimiento ahora que parece que la fragilidad del proyecto de Ciudadanos, puede volver a poner en peligro el liberalismos de centro moderado en España.

«Abramos con estas y otras ideas un debate serio y bueno. Un debate culto y civilizado en el que merecería la pena investigar por qué, a pesar del triunfo ideológico, los liberales -yo soy un buen ejemplo- hemos sido tan torpes y tan incapaces en la acción política y en cómo lograr penetrar en ese mercado político dominado fuertemente por un estéril bipartidismo. Sería un debate refrescante en el aburrido escenario actual.»

Puedes ver el artículo completo de Antonio Garrigues aquí

Fuente: ABC