Si algo puede definir la figura de Edmundo Bal es su valía demostrada como defensor del cumplimiento de la Ley. Más lejos de siglas, a las que Edmundo Bal defiende, es evidente que a aquellos que tenemos sentido de pertenencia al centro liberal y progresista, el perfil de este candidato si nos debería parecer un buen exponente, dado que uno de los principios que siempre ha defendido esta opción política en su parte más renovadora es “la defensa del cumplimiento de la ley, la lucha contra la corrupción y el impulso a la regeneración política”.

Solo con el malabar circense que ha realizado Isabel Díaz Ayuso convocando unas elecciones anticipadas en la Comunidad de Madrid en plena crisis de la pandemia, como antojo político y pensando en calve electoral y personalista, es en si mismo ya una gran muestra de lo necesaria que es la regeneración de la clase política y la política. Teníamos que estar aunando esfuerzos, buscando consensos, pensando en las necesidades de los ciudadanos, en acelerar la recuperación sanitaría por las vacunas y de la económica mediante una buena gestión de las ayudas europeas e Isabel Díaz Ayuso nos mete, con irresponsabilidad y en su propio beneficio, en unas elecciones.

Tal vez en el circo que hoy en día vive la clase política, sin menosprecio por el circo un arte mas noble y bello que la política, por el perfil de Edmundo Bal y por los candidatos mediáticos a los que se enfrentará en estas elecciones, no estemos hablando de un candidato que salga a arrasar, ni mucho menos. Tampoco se puede plantear esta candidatura de Edmundo Bal a estas elecciones como un plebiscito a su figura dentro y fuera de su partido, como pasa con otros candidatos a la Comunidad de Madrid, la propia Ayuso o Pablo Iglesias. Edmundo Bal es simplemente un candidato correcto, que llega en un momento complicado, para reforzar el pensamiento de Centro Moderado ante los pulsos y confrontación en la política actual y el espacio que quieren ganar los extremos.

Es evidente que esta candidatura puede ser suficiente para superar ese 5% que precisa Ciudadanos para entrar en la Asamblea de Madrid, donde para algunos se está jugando la supervivencia o al menos con ese 5% seguir viviendo con oxígeno y una mínima capacidad de influencia. En mi opinión no se puede ligar en absoluto al posible éxito o fracaso del proyecto liberal progresista en España a lo que suceda el próximo 4 de mayo. Este trance es solo un capítulo más de la «serie B» que Ciudadanos lleva protagonizando en los dos últimos años. El éxito o fracaso del pensamiento liberal progresista en España no es está en manos de Edmundo Bal, ni puede cargar este peso en sus espaldas. Yo soy de la opinión que para Ciudadanos, según el devenir de acontecimientos en el seno del partido en los últimos meses, debería ser ya considerado como éxito haber presentado un candidato que esté acorde con los principios que originaron el nacimiento del movimiento que llevo a la creación del partido. Con la figura de Bal ese objetivo ya está conseguido, el ya ha dado el paso adelante y bastante valentía a demostrado.

Por mi parte todo el apoyo a Edmundo Bal, representa esa esencia liberal y se le presupone esa capacidad de regeneración política. Espero que consiga su objetivo y sobre todo que tanto fuera como dentro de Ciudadanos siga poniendo su foco y empeño en la lucha por la legalidad y la regeneración que sigue haciendo tanta falta.